Entradas

Mostrando entradas de junio, 2018

Si el escritor puede escribir (Jim Morrison)

Imagen
--> S i el escritor puede escribir         y el agricultor puede sembrar entonces todos los milagros coinciden,        aparecen y comienzan a ocurrir si los niños comen, si su        tiempo de llorar fue a media-        noche. La tierra los necesita: tiernos perros en la nieve se acurrucan en primavera cuando el sol hace vino y peligrosa la sangre danza        en las venas o en la vid.

Alba en North Beach (Gary Snyder)

Imagen
Despertar medio borracho en el apartamento de otro salir afuera a la fría gris madrugada de san francisco— gaviotas blancas sobre las blancas casas, niebla en la bahía, tamalpáis un fresco cerro verde bajo el nuevo sol, cruzar el puente en una cacharpa beatmik a trabajar.

Poemas de Lew Welch

Imagen
-->     La imagen, como en un Hexagrama: El eremita cierra la puerta contra la tormenta. Mantiene la cabaña tibia. A lo largo del invierno ordena todo lo que tiene. Lo que tuvo un buen comienzo, debe ser finalizado. Lo que no, debe ser desechado. En la primavera aparece con una prenda y un solo libro. La cabaña está muy limpia. Si no fuese por eso, nunca sospecharías que alguien vivió allí. Ni siquiera 40 y mi barba está blanca Ni siquiera 40 y mi barba ya está blanca Ni siquiera despierto y mis ojos están rojos e hinchados                 como un niño que ha llorado demasiado Qué es más desagradable Que el vino de la noche anterior? Me afeitaré. Meteré la cabeza en el manantial frío y miraré alrededor de los guijarros Quizá pueda comer una lata de melocotones. Entonces podré terminar el resto del vino, escribir poemas hasta emborracharme otra vez

Árboles (Adrienne Rich)

Imagen
Árboles  Desde el interior, los árboles avanzan hacia el bosque, el bosque que estuvo vacío todos aquellos días, donde ningún pájaro podía posarse, ningún insecto esconderse, y ningún sol podía enterrar su pies en la sombra; en el bosque vacío de esas noches, los árboles abundarán por la mañana. Las raíces se esfuerzan toda la noche por desprenderse de las grietas en el suelo de la terraza. Las hojas se retuercen hacia los vidrios, pequeños vástagos endurecidos por el esfuerzo largas y torcidas ramas que se desprenden con dificultad bajo el techo, como pacientes recién dados de alta, medio-aturdidos, dirigiéndose hacia las puertas de la clínica. Aquí me acomodo. Las puertas se abren hacia la terraza, escribo extensas cartas donde apenas menciono el bosque y su partida de la casa. La noche está fresca, la luna entera brilla en un cielo aún abierto. El aroma de hojas y liquen llega como una voz a