Bernardo Uchitel (el gran poeta secreto entrerriano)
La garza blanca por el cielo
siguiendo la línea del río
los arroyos afluentes
y los naranjos
se iban por la ventanilla del tren
Y vos recostada
en el ángulo de la ventanilla y el asiento
sonreías contenta
ensimismada en el viaje y el destino
Lanzados desde el sin principio
hacia el sin fin
llevamos la muerte y sonreímos
Durante la noche bebimos
cerveza bien fría
y cuando llegamos
llovía ya un poco
dijiste:
“Se sentía el olor de la lluvia”
Carta a un amigo
Cuanto te vayas
el aguaribay va a estar florecido
No lo podrás ver
ardiendo de abejas
como dijera Juan
¡ah! a propósito de Juan:
Aguaribay
aguaribay
desde las colinas
viene llegando Juan
Por la orilla del Gualeguay
aguaribay
aguaribay
desde las colinas viene
llegando Juan
Sucede que es septiembre
El año que viene
los estaremos esperando
para cuando vengan con Marilyn
Serán otros días
¿Cuál es ese tejido histórico
que nos envuelve
al que hacías referencia
días pasados?
A un amigo en Caracas
El asfalto se vuelve
gris brillante al mediodía
Me imagino que lo cruzas
en esa ciudad sin veredas
tan lejos
agitado y sudoroso en medio del tráfico
Si estuvieras aquí
estaríamos
a la sombra de la casa de altos
mirando cómo se levanta
el vaho de la ciudad.
Estos años
Terrible es la vida tediosa
y rutinaria
En el espejo
del tanque australiano
miro
aves errabundas
nubes desgajadas
y luminosidades
que incitan a otros destinos
No hay espejos
no hay otros destinos
solo un rostro que envejece
y una memoria que se agita
El que corría por los campos
cuando los teros espantados se enojaban
(volando en círculo
y se asentaban
simulando nidos)
no pensaba en la libertad
Desde la puerta
el gato
pide su comida
Anduve por Posadas
Y cuando volví y pasé
por los lugares donde viví
busqué mis amigos
y ya no estaban
Y ese verano bajo el sol
me dirigí al cementerio
cuarenta grados de temperatura
Y miré
busqué
y encontré
la flor y las tumbas
de los que habían sido mis amigos
Carne y huesos podridos
Hediondez enterrada para siempre
el que le gustaba recitar a Neruda
Hediondez y putrefacción
enterrada para siempre
el que se estremecía ante el paso de una
joven
y con el vaso de vino en una mano
brindaba en el aire
El calor reverberaba en las tumbas
y entre la reverberación y el cielo
flotaban grandes mariposas
A la sombra de los altos árboles
me adormecí.
Una pieza frente a la plaza
Por la ventana el resplandor
sobre la mesa y las sillas
en la calle
la sombra inquieta de las bandadas
Huir de estas casas umbrías
hacia los pastos dorados
la flor de la alfalfa
azul
y amadas
que se recogen en cuartos blancos
Vi…
Vi esta mañana
una mariposa amarilla
entre las chapas y las paredes
El viento de la noche la trajo
Pálida
en la primera luz
no termina de irse
Pasan…
Pequeños patos salvajes
pasan
sobre la ciudad
Su silbido
en mis noches de insomnio
Recién llegado
En la ciudad
sobre la calle más larga
el sol
me descubrió
en el ritual
de lo que nace
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